Cuántas veces nos preguntan desde que somos bien pequeños, qué queremos ser de mayor. Unos dicen bombero, otros presidente del gobierno, bailarina de ballet, profesora… Yo no, yo dije: Quiero ser batería, hacer ruido, y cuanta más grande fuera mi batería mejor!!
Con apenas 3 añitos unos reyes muy majos me regalaron una batería de juguete junto con un micro para mi hermana mayor; si, mi primer contacto… no duró mucho ya que tanto golpe de niño sin control, la hizo sufrir bastante y la garantía no cubría este tipo de daños.
Pero yo no me conformaba… me iba a la cocina y cargaba hacia el salón con ollas, sartenes y cazos, un par de cucharones de madera, y darle duro; el niño tenía madera (entre las manos también).
Visto que era incansable y que a todo le sacaba ritmo y sonido, los 3 reyes majos se arriesgaron a traerme una batería, y esta vez ya no de juguete, DE VERDAD!. Creo que aún me emociono sólo de pensar en aquel día, una batería negra, con parches que se podían cambiar y una caja con bordones, ah! y un pequeño platito que aún guardo como recuerdo (roto, como no!).
Después de años creciendo con este regalo navideño, empecé a tunearla con parches de mejor calidad, mi primer pedal profesional y los platos indispensables. Y con ello, hice mi primer concierto en el cole con mi mejor amiga y dos compañeros de clase. Ahí me di cuenta lo que era un directo, y me enganchó como el primer trago de una cocacola, quieres más!
Visto que mis vecinos no comprendían que había que echarle esfuerzo y horas, se quejaron por el ruido, y tomé la decisión de venderla y probar con una batería electrónica… Madre mía que maravilla, ahora si que podía estudiar horas y horas sin molestar, la hora que fuese y la estación del año que fuera, yo con mi ventilador y mis baquetas, era la persona más feliz del mundo, después de hacer los deberes del cole, claro.
Años después me creí preparado para buscar mis primeros grupos para por fin, tocar en directo y demostrar al mundo tantas horas de estudio y tantas ganas y pasión por la música. Y a la par que estudiaba en el instituto y en el conservatorio, empecé a ensayar y tocar por las diferentes salas de Madrid con diferentes grupos y músicos. Y por fin, llegó el día en que pude comprarme mi batería actual, con la que sigo dando guerra en mi local de ensayo, doy clases particulares de batería, hago los directos que se me ponen por delante y grabo en estudio cuando se me necesita o para grabar mis propios temas.
Y sí… mi sueño sigue siendo el mismo. Mamá, Papá… Quiero ser batería!